28.12.09

Diario de Soraya , 1º capítulo


Ya estaba. Ya era el día.

Me incorporé lentamente en la cama. Cogí el calendario que había tenido en mi mesilla estos tres últimos meses y taché el siguiente número, ese mismo día. ¿Cómo había pasado todo tan rápido? Últimamente había estado muy confusa. Todas las noches me tumbaba en mi cama y me pasaba horas enteras mirando el reloj, el calendario, y la tenue luz que entraba por mi ventana. El tiempo es muy extraño.

Salté de la cama rápidamente, me arreglé y corrí escaleras abajo. Era de las primeras personas que bajaban. Bastante gente se había alojado en nuestra casa los últimos días, ya que vivimos bastante lejos de la ciudad, pero aún así mi hermana había insistido en que su boda se celebrara aquí.Nuestra casa es enorme, tiene dos pisos, una buhardilla y un jardín con dos sauces llorones, un cerezo y varias plantas más, aparte de estar lleno de césped. La buhardilla es prácticamente mia, solo la uso yo. Cuando era pequeña mis padres guardaban allí los muebles viejos y muchos trastos, pero hace un par de años tiré las cosas inservibles y amueblé más o menos la estancia con los muebles viejos.
Subí allí corriendo, sin saludar a nadie. Al entrar cerré de un portazo y me tumbé en el suelo de madera. ¿Cómo era posible aquello? Mi hermana se casaba. Mi hermana, esa que siempre me contaba sus penas, sus alegrías, que confiaba en mí y me ayudaba siempre que podía. Ya no volcaría más sus sentimientos en mí, ahora tendría un hombro sobre el que llorar que no fuese su hermana pequeña, tan... tan... ¡tan pequeña! Me sentía triste y sola, pero no podía hacer nada por evitarlo. Y aunque pudiese no lo haría, porque en verdad, lo que me importaba era que ella sería feliz.

Derramé unas últimas lágrimas sobre mis mejillas y me levanté. Eso era: ahora mi hermana, Meg, sería feliz. Compuse una media sonrisa en mi rostro, me sequé las lágrimas y salí, bajé las escaleras y crucé la puerta del jardín. Ya habían puesto la mayoría de las cosas y todo el mundo estaba animado. Busqué a mi hermana con la mirada, pero no la encontré. Seguramente estaría arreglándose. De repente me topé con un rostro conocido, Laurie, nuestro vecino y amigo. Le sonreí, pero el se acercó a mí con una expresión muy preocupada y me tendió su móvil. Lo cogí un poco asustada y él me indicó que escuchara al interlocutor, que estaba hablando aún. Me acerqué el aparato a la oreja, al tiempo para escuchar las palabras:
- La hemos encontrado en la carretera, está inconsciente, pero vive. No creemos que le haya pasado nada, esta chica, Meg, tiene mucha resistencia...
No escuché el resto de lo que decía. Sólo me dió tiempo a desmayarme susurrando''no'' una y otra vez, pensando en que le habría sucedido; mientras todo el mundo se giraba hacia mí y Laurie, que me sujetaba para que no me precipitase al suelo.

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